EL DESANIMO

EL DESANIMO


23 abril 2020

QUE ES EL DESANIMO?

EN HEBREO SIGNIFICA: estar sin fuerzas para seguir adelante,falta de ilusión o animo hacia alguien o para hacer algo.

DICCIONARIO:
Dejar —Cansado, Desfallecer, Desmayar, Fatigar, Flaquear, Rendirse, Decaer, Deshacer, Destruir, Echar, Escasear, Exterminar, Faltar, Quedarse, Fin, Marchitar, Terminar. Agotar, Arruinar, Caer.- Derribar, Endeble, Débil, Flojo, Apagado, Enfermo, Tropezar, Acobardar, Quebrantamiento, Desconsolado, Atribulado, Disolver Por Completo, Pusilánime, Miedoso, Temeroso.

Hechos 27:21-26 Nueva Biblia Viva (NBV)

21 Como hacía mucho tiempo que no comíamos, Pablo se puso en medio de todos y dijo: «Señores, mejor me hubieran hecho caso y no hubiéramos salido de la isla de Creta. Así nos habríamos evitado este daño y esta pérdida. 

22 Pero ahora les pido que se animen. Porque ninguno de ustedes perderá la vida, sólo se perderá el barco. 

23 Anoche se me apareció un ángel de Dios, el Dios al que sirvo y al que pertenezco. 

24 El ángel me dijo: “No tengas miedo, Pablo. Porque tienes que presentarte ante el emperador. Y por ti,Dios les conservará la vida a todos los que están contigo en el barco”. 

25 Por eso, ¡anímense señores!Yo confío en Dios y sé que todo sucederá así como me lo dijeron. 

26 Sin embargo, el barco quedará atascado en una isla».

1 TESALONICENSES 5:14

también os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo,que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.

El DESANIMO es un verdugo que arrebata de su alma la esperanza, que saquea a de su corazón la confianza, y que se lleva de su espíritu la fe. 

La mente, que es el registro de su corazón, alma y espíritu, al verse sin esperanza, sin confianza y sin fe, solo abriga  temor,  duda y  depresión. 

El DESANIMO  es un estado mental que afecta todas las emociones y acciones de una persona, hasta el grado de inutilizarla. En términos bíblicos, el DESANIMO  es falta de confianza en Dios.

El DESANIMO  es cultivado en las mentes que no conocen ni creen suficientemente la Palabra de Dios. 

En poca o mucha medida, eso es lo que nos pasa a muchos cristianos. Ahora, en lugar de compararnos con personajes o líderes espirituales (que cayeron en DESANIMO  en su vida), vayamos a nuestro mayor ejemplo, con quien deberíamos compararnos: Jesucristo.

Jesús nunca se desanimó, pues, de haberlo hecho, habría pecado; pues el DESANIMO  es falta de confianza en Dios. Él nunca desconfió de Dios. Fue tentado en todo, pero sin pecado (He. 4:15).

“Es, pues, la fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (He. 11:1).

Si tenemos fe, no podemos tener DESANIMO . Si tenemos DESANIMO , es porque nos falta fe. La fe y el DESANIMO  son completamente opuestos.

Pero la fe no se puede producir si no es por medio de la palabra de Dios: “Así que la fe es por el oír, y el oír por la palabra de Dios” (Ro. 10:17).  

Es imposible mantener ánimo espiritual sin leer o escuchar la Palabra de Dios.

Los factores que provocan el DESANIMO  son:

1.- ACUSACIONES QUE EL ENEMIGO LANZA. Ya sea basado en hechos reales o no, nos hace sentir culpa e impotencia a través de chismes, críticas y reclamos. En ocasiones, vienen de gente extraña, y en otras hasta de nuestra misma familia e iglesia. 

¿Cómo responder?

(Ro. 8:33-34).TLA)

33 ¿Quién puede acusar de algo malo a los que Dios ha elegido? ¡Si Dios mismo los ha declarado inocentes! 

34 ¿Puede alguien castigarlos? ¡De ninguna manera, pues Jesucristo murió por ellos! Es más, Jesucristo resucitó, y ahora está a la derecha de Dios, rogando por nosotros.” 

2.- CIRCUNSTANCIAS QUE NO TIENEN RESPUESTA INMEDIATA.  

Satanás nos pone pensamientos de abandono y soledad, dudas y confusión que terminan en DESANIMO . Con preguntas como: 

¿Por qué me está pasando esto, si soy hijo de Dios?, 

¿Por qué le tuvo que pasar esa tragedia a esa persona, si era tan buena?, 

¿Por qué nada me sale bien?, 

¿Por qué hay tanta injusticia en el mundo?, 

¿Por qué sufren niños inocentes?, etc.  

¿Cómo responder? (Ro. 8:28). “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” 

juan 13:7   BLPJesús le contestó: — Lo que estoy haciendo, no puedes comprenderlo ahora; llegará el tiempo en que lo entiendas.

HEBREOS 12:3 TLA

Piensen en el ejemplo de Jesús. Mucha gente pecadora lo odió y lo hizo sufrir, pero él siguió adelante. Por eso, ustedes no deben rendirse ni desanimarse,

3.- LIMITACIONES DEL CUERPO. 

A través de padecimientos físicos, Satanás hace que nos enfoquemos en nuestras limitaciones. 

Cualquier sufrimiento, enfermedad, discapacidad, accidente, persecución, amenaza, quebranto temporal o permanente, y hasta la disciplina del Señor, que tiene un propósito bueno, es usada por Satanás para desanimarnos. 

¿Cómo responder? 

(2 Co. 6:4-52 Co. 6:9-10).“Antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo” 

El DESANIMO  nos invita a enfocarnos en el dolor, la tristeza, los sufrimientos, las necesidades y en todo lo momentáneo que nuestro cuerpo terrenal experimenta, para envolvernos en un estado improductivo, dañino, y peligroso tanto para nosotros como para los demás.

Cada hombre que venció el DESANIMO  lo enfrentó con las promesas de Dios, confiando en su Palabra y considerando a su máximo ejemplo: Jesucristo.

Pero las promesas de Dios nos abren la visión espiritual para ver más allá de lo terrenal y contemplar las riquezas espirituales, que sobrepasan por mucho a las materiales. 

Así, podemos tocar las bendiciones eternales, que por mucho se elevan sobre las temporales. Esta visión espiritual se desarrolla con los anteojos de la Palabra de Dios.

No caigamos, pues, en la provocación del DESANIMO , sino disipémoslo(como apagaron un cilindro de gas) considerando las promesas de Dios.

Cuando uno cree que todo está perdido, que no hay solución, que será imposible superar algo, o que no tiene sentido lo que está pasando, entonces esa forma de pensar aplasta las posibilidades de vencer o de siquiera intentarlo. 

Esta forma de pensar es el resultado de no conocer o creer las verdades de Dios, que dicen todo lo contrario.

Cristo padeció toda clase de dolores y sufrimientos, tanto que fue un hombre experimentado en quebrantos.                   

(Is. 53:3). Despreciado  y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos”

Aun así, nunca entró en DESANIMO . 

Nunca dejó de hacer la obra. 

Nunca se deprimió. 

Nunca se estancó. 

Nunca dejó de luchar por la causa de Dios. 

A Él debemos considerar.

Cada hombre que venció el DESANIMO  lo enfrentó con las promesas de Dios, confiando en su Palabra y considerando a su máximo ejemplo: Jesucristo. 

Y estoy seguro que el mejor consejo que nos darían quienes han enfrentado y vencido el DESANIMO  sería el que ellos mismos siguieron:

He. 12:3“Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que su ánimo no se canse hasta desmayar” 

La solución al DESANIMO  es Cristo. Por tanto, necesitamos recurrir a la gloriosa fuente de su testimonio: la Biblia (Jn. 5:39). Quisiera compartirte una serie de versículos que pueden ser ese destello que resplandezca cuando el DESANIMO  llene tu mente de oscuridad.

PROMESAS QUE FORTALECEN NUESTRO ÁNIMO ESPIRITUAL

“Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece” (Fil. 4:13).

“Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente, no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Ro.8:18).

Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres (Jn. 8:32).

“Venid a mi todos los que estáis trabajados y cansados, y yo os haré descansar” (Mt. 11:28).

“Vivifícame en tu palabra, tu palabra es verdad” (Sal. 119:25).

“Más yo sé a quién he creído y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (2 Ti. 1:12).

“Guardé las palabras de su boca más que mi comida” (Job 23:12).

“Yo sé que mi redentor vive y al fin se levantará del polvo” (Job 19:25).

¿Cuál es la clave para vencer el desánimo?

Pregunta: “¿Cuál es la clave para vencer el desánimo?”

Respuesta: Cuando estamos desanimados, hemos perdido la motivación para seguir adelante. La montaña parece demasiado empinada, el valle demasiado oscuro, o la batalla demasiado intensa, y perdemos el coraje para continuar.

En muchos lugares en las escrituras, Dios ordena a su pueblo a esforzarse y cobrar ánimo 

(Salmo 27:14; 

31:24; 

2 Crónicas 32:7; 

Deuteronomio 31:6. 

Cuando Dios escogió a Josué para sustituir a Moisés como líder de los israelitas, algunas de Sus primeras palabras a Josué fueron Josué 1:9″Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”. 

El Señor fundamentó este mandato en su anterior promesa a Josué en el versículo 5: “Como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé”.El Señor sabía que Josué iba a afrontar algunas batallas grandes y no quería que Su siervo se desanimara.

La clave para vencer el desánimo es recordar las promesas de Dios y aplicarlas. Cuando conocemos al Señor, podemos pararnos en las promesas que Él le ha dado a Su pueblo en Su Palabra. 

Si podemos o no ver el cumplimiento de esas promesas en esta vida, Sus promesas siguen vigentes (Hebreos 11:13-16). 

Este conocimiento hizo que el apóstol Pablo prosiguiera, predicando el evangelio y eventualmente terminando en una cárcel romana donde perdió la vida. Desde la cárcel, escribió, “prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”(Filipenses 3:14). 

Él pudo continuar en medio de la persecución, rechazo, golpes y desánimo, porque sus ojos estaban en el premio definitivo: escuchando de su Señor y Salvador las palabras “¡bien hecho!” Mateo 25:23

Apocalipsis 22:12

Es fácil que nos desanimemos cuando buscamos recompensa o afirmación de aquellos que nos rodean. 

Si nuestro servicio u obediencia se basa en la gratificación inmediata, quizás nos estemos preparando para el desánimo. Jesús no siempre toma el camino fácil, y además advirtió a Sus seguidores que considerarán eso antes de que iniciaran Lucas 14:25-33 

Cuando ya hemos contado el costo del discipulado, tenemos más fortaleza para afrontar las batallas por venir. No somos tan fácilmente desanimados cuando las cosas no salen como queremos, porque sabemos que la batalla es del Señor 1 Samuel 17:47.

El desánimo puede ser una luz de advertencia para nosotros que hemos perdido nuestro principal objetivo. Cuando nos sentimos desanimados, es de gran ayuda estar a solas con el Señor y permitirle que examine nuestros corazones y nuestras motivaciones (Salmo 139:23). 

A menudo, es el orgullo, la codicia o la avaricia, lo que alimenta nuestro desánimo. 

A veces el desánimo proviene de una sensación de que se tiene derecho a algo, que resalta la diferencia entre lo que tenemos y lo que creemos que nos deben. 

Cuando reconocemos esa actitud como pecado, podemos arrepentirnos, humillarnos, y dejar que el Espíritu Santo reajuste nuestras expectativas. 

Cuando usamos el desánimo como un recordatorio de que nuestras prioridades se han distorsionado, el sentimiento de desánimo puede convertirse en una herramienta de refinación para hacernos más como Jesús  Romanos 8:29.

El salmista no era ajeno al desánimo, y su respuesta fue recordar a Dios y confiar en las promesas de la palabra:

Salmo 42:5-6

“¿Por qué te abates, oh alma mía, 

Y te turbas dentro de mí?

Espera en Dios;

porque aún he de alabarle,

Salvación mía y Dios mío.

Dios mío, mi alma está abatida en mí;

Me acordaré, por tanto, de ti…”


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Comentarios...un comentario
José tovar Dice:

Muy buena enseñanza me hizo conocer mucho Aserca de ese pecado que se presenta en nuestro transitar por el evangelio,cómo inofensivo pero que se puede transformar en un gigante sino lo llevamos a la presencia de Dios con diligencia

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