22 abril 2020
Incertidumbre es una expresión que manifiesta el grado de desconocimiento acerca de una condición futura, pudiendo implicar una previsibilidad imperfecta de los hechos, es decir, un evento en el que no se conoce la probabilidad de que ocurra determina situación.
“¡seguro que sí!” “¡Por supuesto!” “¡Cuenta con ello!” Es muy probable que hayamos oído expresiones como estas infinidad de veces. Sin embargo, en la vida no hay casi nada seguro; todo resulta tan imprevisible que con frecuencia nos preguntamos si habrá algo que sea absolutamente cierto. De hecho, la duda y la incertidumbre se han convertido en parte de nuestra existencia.
Se comprende que la mayoría de las personas deseen seguridad y felicidad tanto para ellas como para su familia. Por lo general trabajan mucho, pues creen que el dinero y las posesiones son el medio para conseguirlas.
No obstante, hay que decir que un terremoto, un huracán, un accidente o un atentado puede destruir los bienes materiales. Es posible que una enfermedad grave, el divorcio o la pérdida del empleo nos cambie la vida de repente. Si bien nada de esto quizás nos suceda, el mero hecho de saber que algo horrible pudiera ocurrirnos en cualquier momento genera preocupación y angustia. Pero eso no es todo. Isaías 41:10 Palabra de Dios para Todos 10 No temas, estoy contigo. Yo soy tu Dios, no tengas miedo.Te fortaleceré, sí, te ayudaré.Te salvaré con mi mano victoriosa.
La palabra incertidumbre es sinónima de duda, que se define como “inseguridad, vacilación o indeterminación ante opciones distintas”. Además, según la obra (El dominio de la mente), “la falta de seguridad sobre un asunto importante constituye una de las principales causas de ansiedad y preocupación”.
La incertidumbre produce angustia, frustración e ira, de modo que inquietarnos por lo que pudiera suceder tal vez perjudique nuestra salud mental y física.
– Mateo 6:34 “Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástele a cada día sus propios problemas”
hay quienes se van al otro extremo y opinan como cierto joven que dijo: “¿Por qué preocuparse por el mañana? El hoy está aquí, el mañana ¿quién lo verá?”. Esta actitud fatalista de 1 Corintios 15:32“comamos y bebamos” solo puede acabar en desilusión, angustia y finalmente en muerte.
Nos conviene muchísimo más acercarnos al Creador,
Dios,con quien según dice la Biblia (Santiago 1:17TLA
Dios nunca cambia. Fue Dios quien creó todas las estrellas del cielo, y es quien nos da todo lo bueno y todo lo perfecto.
Si examinamos la Palabra de Dios, hallaremos consejos sabios sobre cómo sobrellevar situaciones inciertas y comprenderemos por qué abundan tanto.
Causas de la incertidumbre
Las Escrituras nos presentan una óptica realista de la vida y contribuyen a que cultivemos la actitud adecuada ante la incertidumbre y los cambios.
Pese a que factores como las relaciones familiares, la posición social, la inteligencia y la buena salud quizá nos brinden cierta seguridad, la Biblia indica que no podemos dar las cosas por sentadas o esperar que tengamos una vida color de rosa.
Dijo el sabio rey Salomón: 11 También fui testigo de otras injusticias que tiene esta vida: el que corre más rápido no siempre gana la carrera; el ejército más poderoso no siempre gana la batalla; el más sabio no siempre consigue dejar de ser pobre; el más astuto no siempre consigue hacerse rico y una persona educada no siempre recibe la recompensa que merece. Todos tienen sus buenos y malos tiempos.
12 Nadie sabe qué le irá a pasar. Sucede como el pez que está atrapado en una red sin saber qué será de él, o como el pájaro que ha caído en una trampa sin saber qué va a pasar con él. Es lo mismo con la gente, queda atrapada en los momentos difíciles que le llegan de repente.
Jesucristo también se refirió a un tiempo de extrema ansiedad e incertidumbre que le sobrevendría a toda una generación. Con gráficas palabras dijo: “Cuando vean suceder estas cosas, sepan que el reino de Dios está cerca” Lucas 21:25, 26, 3125 »Pasarán cosas extrañas en el sol, la luna y las estrellas. En todos los países, la gente estará confundida y asustada por el terrible ruido de las olas del mar.
26 La gente vivirá en tal terror que se desmayará al pensar en el fin del mundo. ¡Todas las potencias del cielo serán derribadas![a]
27 Esas cosas serán una señal de que estoy por volver al mundo. Porque entonces me verán a mí, el Hijo del hombre, venir en las nubes con mucho poder y gloria.
28 Cuando suceda todo eso, estén atentos, porque Dios los salvará pronto.
La lección de la higuera
29 Jesús también les puso este ejemplo:
«Aprendan la enseñanza que les da la higuera, o cualquier otro árbol.
30 Cuando a un árbol le salen hojas nuevas, ustedes saben que ya se acerca el verano.
31 Del mismo modo, cuando vean que sucede todo lo que yo les he dicho, sepan que el reino de Dios pronto comenzará.
32 Les aseguro que todo esto sucederá antes de que mueran algunos de los que ahora están vivos.
33 El cielo y la tierra dejarán de existir, pero mis palabras permanecerán para siempre.
Así, en vez de preocuparnos por el incierto porvenir, nuestra fe en Dios nos hará fijar la vista en un futuro seguro, más allá de la zozobra actual.
‘Tengamos la plena seguridad de la esperanza’
Aunque no podemos fiarnos de todo lo que vemos, oímos o leemos, tenemos muy buenas razones para confiar en el Creador, pues además de ser el Supremo, es también un Padre afectuoso a quien le importan sus hijos terrestres. Refiriéndose a su propia palabra, Dios dijo: (Isaías 55:11Lo mismo pasa con mi palabracuando sale de mis labios:no vuelve a mísin antes cumplir mis órdenes,
sin antes hacer lo que yo quiero.
Jesucristo enseñó la verdad de Dios, y muchos de sus oyentes la aceptaron con convicción y confianza.
Por ejemplo, unos samaritanos sinceros le dijeron a cierta mujer que había escuchado a Jesús: (Juan 4:42La gente le dijo a la mujer: «Ahora creemos, no por lo que tú nos dijiste, sino porque nosotros mismos lo hemos oído; y sabemos que en verdad él es el Salvador del mundo.»
Hoy, a pesar de vivir tiempos de incertidumbre, no tenemos por qué albergar dudas sobre nuestras convicciones.
Tocante a las creencias religiosas, muchas personas opinan que es mejor creer que comprender. No obstante, el evangelista Lucas no era del mismo parecer, pues investigó y suministró información exacta para que se “cono[ciera] plenamente la certeza de las cosas” que había escrito (Lucas 1:4Muchos han emprendido la tarea de escribir la historia de los hechos que Dios ha llevado a cabo entre nosotros, 2 según nos los transmitieron quienes desde el comienzo fueron testigos presenciales y después recibieron el encargo de anunciar el mensaje. 3 Yo también, excelentísimo Teófilo, lo he investigado todo con cuidado desde el principio, y me ha parecido conveniente escribirte estas cosas ordenadamente, 4 para que conozcas bien la verdad de lo que te han enseñado.
Dado que los familiares y amigos que no comparten nuestra fe tal vez teman que acabemos desilusionados y decepcionados, es importante que sepamos defender lo que afirmamos (1 Pedro 3:15 Más bien, honren en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes.
Solo podremos ayudar a los demás a confiar en Dios si conocemos con exactitud el fundamento de nuestra fe. La Biblia dice: Deuteronomio 32:4Él nos protege del mal. Es un Dios justo y fiel, que siempre actúa con justicia.
¿Qué pruebas fehacientes tenemos de ello? El apóstol Pedro estaba completamente convencido, pues dijo a un oficial romano y su casa: (Hechos 10:34, 35Pedro tomó la palabra, y dijo:—Ahora comprendo que en realidad para Dios no hay favoritismos, 35 sino que en toda nación él ve con agrado a los que le temen y actúan con justicia.
Pedro se expresó así porque acababa de ver cómo dirigía Dios los asuntos para que una familia de gentiles —considerada antes inmunda e inadmisible— llegara a serle acepta.
Los cristianos verdaderos no queremos ser fanáticos ni dogmáticos, sino humildes y moderados. Con todo, no albergamos dudas sobre nuestras creencias ni sobre las expectativas para el futuro.
El apóstol Pablo escribió a los cristianos del siglo primero: “Deseamos que cada uno de ustedes muestre la misma diligencia a fin de tener la plena seguridad de la esperanza hasta el fin” (Hebreos 6:11Deseamos que sigan con ese mismo entusiasmo hasta el fin, para que reciban todo lo bueno que con tanta paciencia esperan recibir.
Así mismo, las buenas nuevas de la Biblia nos han brindado “la plena seguridad de la esperanza”, esperanza que se fundamenta sólidamente en la Palabra de Dios y “no conduce a la desilusión”, como expresó Pablo (Romanos 5:5).
Además, tenemos la certeza absoluta de que las buenas nuevas de la Biblia que enseñamos a las personas pueden reportarles seguridad y confianza tanto espiritual, como emocional y física. Concordamos con lo que dijo Pablo: “Las buenas nuevas que predicamos no resultaron estar entre ustedes con habla solamente, sino también con poder y con espíritu santo y fuerte convicción” (1 Tesalonicenses 1:5).
Beneficios actuales de la seguridad espiritual
Aunque no cabe esperar seguridad total en la actualidad, conviene tomar ciertas medidas para llevar una vida relativamente estable y segura.
Por ejemplo, asistir con regularidad a las reuniones cristianas de la congregación contribuye a la estabilidad, pues los valores y principios que allí aprendemos son justos y sólidos. Pablo escribió: “A los que son ricos en el presente sistema de cosas da órdenes de que no sean altaneros, y de que cifren su esperanza, no en las riquezas inseguras, sino en Dios, que nos proporciona todas las cosas ricamente para que disfrutemos de ellas” (1 Timoteo 6:17).
Muchas personas se han liberado de las ansiedades y frustraciones al aprender a confiar en Jehová, y no en los efímeros bienes o placeres (Mateo 6:19-21).
En la congregación también disfrutamos de una afectuosa hermandad que nos ayuda y apoya de diversas maneras. En cierto momento de su ministerio, el apóstol Pablo y sus compañeros de viaje estuvieron “bajo extremada presión” y se sintieron “muy inseguros hasta de [su] vida”. ¿De dónde obtuvo Pablo apoyo y consuelo? Aunque su confianza en Dios nunca flaqueó, recibió ánimos y consuelo de los hermanos cristianos que lo socorrieron (2 Corintios 1:8, 9; 7:5-7).
Hoy día, cuando azotan los desastres naturales u otras calamidades, nuestros hermanos cristianos suelen ser los primeros en acudir para prestar la asistencia espiritual y material necesaria tanto a los de su misma fe como a los demás.
Otra fuente de ayuda para sobrellevar las situaciones inciertas es la oración. Dirijámonos siempre a nuestro amoroso Padre celestial cuando nos encontremos bajo presión inesperada, ya que “Jehová llegará a ser altura segura para el aplastado, altura segura en tiempos de angustia” (Salmo 9:9).
A diferencia de los padres humanos, que a veces no protegen a sus hijos, Dios siempre está dispuesto a ayudarnos a sobrellevar los temores y las incertidumbres. Si le expresamos nuestras preocupaciones, podemos contar con que él “puede hacer más que sobreabundantemente en exceso de todas las cosas que pedimos o concebimos” (Efesios 3:20).
¿Tenemos el hábito de orar a Dios? ¿Estamos convencidos de que oye nuestras oraciones? “Mi madre me decía que orara a Dios —dijo una jovencita de la ciudad brasileña de São Paulo—. Pero yo me preguntaba: ‘¿Por qué debo hablar con alguien que ni siquiera conozco?’. Sin embargo, gracias a Proverbios 18:10 entendí que necesitamos la ayuda de Dios y que tenemos que orarle.” El texto bíblico dice: “El nombre de Jehová es una torre fuerte. A ella corre el justo, y se le da protección”. Ahora bien, ¿cómo va a aumentar nuestra confianza en Jehová si no cultivamos el hábito de hablarle? Para disfrutar de seguridad espiritual hemos de acostumbrarnos a orarle con franqueza todos los días. Jesús aconsejó: “Manténganse despiertos, pues, en todo tiempo haciendo ruego para que logren escapar de todas estas cosas que están destinadas a suceder, y estar en pie delante del Hijo del hombre” (Lucas 21:36).
Por otra parte, también debemos estar convencidos de nuestra esperanza del Reino. Reparemos en las palabras de Daniel 2:44: “El Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos”. Esta esperanza está bien fundada, y podemos confiar en ella sin titubear. Las promesas humanas se incumplen muchas veces; en cambio, la palabra de Jehová es siempre fiable, pues Dios es firme como una roca. Podemos sentirnos como David, que dijo: “Mi Dios es mi roca. En él me refugiaré, mi escudo y mi cuerno de salvación, mi altura segura, y mi lugar adonde huir, mi Salvador; de violencia me salvas” (2 Samuel 22:3).
La citada obra Managing Your Mind añade la siguiente observación: “Cuanto más piensa uno en lo malo que pudiera suceder, más probable le parece y más le cuesta afrontarlo”. Por lo tanto, ¿qué sentido tiene cargarnos con las inquietudes e incertidumbres de la vida? En vez de eso, sustituyámoslas por las promesas seguras de Dios. Si nos aferramos a nuestra fe en las infalibles promesas de Jehová, contaremos con esta garantía: “Ninguno que cifre su fe en él será desilusionado” (Romanos 10:11).
La Palabra de Dios garantiza bendiciones futuras para la humanidad
“Ninguno que cifre su fe en él será desilusionado”